› Crónica Hellfest 2015. Primer día.
Teníamos ante nosotros la décima edición del que tenía pinta de ser el mejor festival del 2015 a nivel de metal. El gran Hellfest Open Air, celebrado en Clisson, Francia.
Así bien y con ganas de pasar unos grandes días en tierras francesas, GKGRock repetía por tercera ocasión en este gran festival, donde una vez más, las expectativas de que sería la bomba, se cumplieron.
Tras 16 interminables horas de viaje desde Barcelona, el equipo de GKGRock descargaba sus maletas en Clisson el día anterior al festival. Una vez dentro del recinto, pudimos observar diferentes cambios respecto a ediciones anteriores, como por ejemplo nuevos “stands”, una nueva apariencia de la catedral que daba entrada al festival, la eliminación de la molesta tierra para así decir de una vez por todas el adiós al polvo durante los conciertos, y la incorporación de césped natural en lugar de esta (entre otras muchas reformas).
Largas e insufribles colas llenas de metaleros continuaban entrando al recinto durante toda la noche sin cesar un solo instante, cosa que dificultaba la movilidad de los que estábamos allí durante el día de antes de los conciertos.
Respecto al recinto, se incorporó una nueva zona de acampada donde la gente podía alquilar las tiendas y acampar más cerca de la entrada al festival, siendo esta una parte vigilada y de único acceso para los solicitantes.
La alta seguridad en la entrada del camping revisaba que los asistentes tuviesen una pulsera y junto a estos, había un grupo de jóvenes que te ofrecían bolsas de basura de colores para fomentar la limpieza y el reciclaje en la zona de tiendas. Esta iniciativa, era premiada de manera que por cada bolsa de basura reciclada y llena, adquirías una tarjeta que podías usar en el bar del recinto y a la vez entrabas en un sorteo de una camiseta.
Otra iniciativa acorde con la anterior era la presencia de baños biodegradables hechos con cartón, donde en vez de usar agua se utilizaba serrín para posteriormente utilizar los deshechos para el campo. Una alternativa distinta a los “Poly-Clean” acorde con el medio ambiente, pero no muy higiénica.
Para finalizar con la zona de acampada, debemos remarcar la proximidad de esta al supermercado Leclerc, a pocos metros. Otra cosa muy útil eran los puestos de desayuno donde por las mañanas ofrecían galletas, café, zumo y lo que uno desease para que nadie fuera al festival sin esta comida.
Una vez en la plaza principal, antes de entrar en la zona de conciertos, teníamos la novedad de un Mega-Stand del famoso juego World of Warcraft, de la compañía Blizzard. Aquí, tenían a la disposición de los asistentes, ordenadores para probar diferentes juegos de la compañía, como también actividades recreativas y un fotomatón gratuito. Un sitio perfecto para los amantes de los videojuegos.

El supermercado del metalero, o mejor dicho el Xtreme Market, continuaba su gira otro año más en Hellfest, ofreciéndonos una infinidad de camisetas, discos, parches, gorras… Todo el merchandising que buscases lo podías encontrar ahí.
Terminado el análisis de la zona exterior al festival, comenzamos con la parte de dentro, la más importante, aquella donde iba a transcurrir la magia del Hellfest Open Air.
Comenzaríamos observando la nueva y más detallada catedral, que presidía la entrada. Una vez cruzado el arco, ya estábamos dentro del infierno. El verde suelo impresionó a los asistentes, ya que como hemos comentado, a diferencia de las ediciones anteriores, el suelo estaba cubierto de un precioso césped natural, que más adelante quedó devastado por la horda metalera.

A la izquierda de la entrada, podíamos observar los puestos de comida, una gran zona con mesas y una gran variedad de puestos con comidas de todas partes, ofreciendo alternativas para todos los gustos.
Tras la zona de comidas, podíamos hallar un frondoso bosque en medio de la nada, con mesas y sillas, un lugar perfecto para darse un pequeño respiro y disfrutar de la sombra que se ausentó durante todo el festival. Tras este lugar de reposo, encontraríamos uno de los escenarios que más caña iban a dar, el Warzone, que destacaba por reunir mayormente los conciertos de hardcore.
Y tras este matadero podríamos contemplar la noria del Hellfest, una atracción perfecta para poder captar las vistas al completo de todo el recinto (un poco caro, la verdad).
Volviendo a la entrada, si girábamos nuestra cabeza a la derecha, podíamos observar tres escenarios, el Temple, el Altar y el Valley, los cuales este año habían mejorado su acondicionamiento, convirtiéndose en escenarios cerrados y dejando en el olvido las carpas de las ediciones anteriores, donde a veces la acústica no era la adecuada para según qué actuaciones.
Finalmente, sería el turno de los Mainstage 1 y 2, encabezando el recinto, decorados con motivos navales, donde podíamos ver las grandes pantallas que nos ofrecían el show al completo desde la lejanía. Así bien, estos dos escenarios eran los que disponían de más aforo, ya que en ellos tocaban los cabezas de cartel.
Así bien y terminado el análisis del recinto, procederemos a comentar las actuaciones de los músicos en los diferentes días.
La jornada del Viernes 19 comenzó para nosotros en el Valley con la actuación de Truckfighters. Para los que conozcan a la banda, solo podrán decir genialidades de ella, y para los que no, recomendamos a vuestros oídos una escucha de estos sensacionales genios.
Stoner Rock en vena durante 40 intensos minutos por parte de uno de los mejores grupos en lo que a puesta en escena se refiere.
Sonaron grandes clásicos por parte de los suecos como por ejemplo Helium 28 o Desert Cruiser, donde los asistentes al concierto no dejaron de animar a la banda durante estas escasas 6 canciones que ofrecieron. Era la segunda vez que la banda tocaba en el festival, y el número de asistentes, sin dudarlo, aumentó respecto al 2013, haciendo de esta actuación una auténtica juerga.
A continuación, era el turno de presenciar una de las ruedas de prensa más importantes de esta edición. El gran Billy Idol se dispondría a compartir un tiempo con los periodistas y contestar un seguido de preguntas sobre su nuevo trabajo llamado "Kings & Queens of the Underground", y su reciente publicada autobiografía llamada "Dancing With Myself".
Entre otras preguntas de sus éxitos musicales y de su trayectoria, como también hablarnos de su nuevo trabajo, producción, composición y objetivo de este, como también de su autobiografía publicada ahora hace tan solo un mes, nos mostró su lado más sensible dando a conocer su gran fuerza de superación ante siete distintas operaciones a lo largo de su carrera, hechos que nunca han detenido la fuerza de su música.

Y tras esta extensa rueda de prensa que nos ofreció esta leyenda del Rock, era el turno de verle en escena en el Mainstage 1, ante miles de personas que hicieron acto de presencia para observar uno de los conciertos con más aforo del festival. El radiante sol que nos acompañó durante todo el festival sería también otro invitado al concierto de Billy Idol, que comenzó con Postcards of the Past, un tema que sale de su más reciente trabajo. Tras este sonaría el tema da nombre a su libro, Dancing With Myself, una canción histórica que ha acompañado a este músico en muchas ocasiones.

Un corto setlist de 7 temas para completar esa hora de concierto que incluiría clásicos del artista como Flesh for Fantasy y Rebel Yell, terminando así el repertorio con L.A. Woman, un cover de los míticos The Doors que haría explotar al público para despedir entre aplausos a uno de los iconos más grandes del mundo del Rock.
Tras este, era el turno de Sodom. Los titanes del thrash alemán estaban dispuestos a actuar en el festival tras 4 años sin pisarlo.
La banda salió a escena con un sonido no muy favorable, todo hay que decirlo. En cuanto pasaron dos canciones y la cosa siguió sin mejorar, entendí que tal vez había sido un fallo de los técnicos de la banda o del festival, pero iba a presenciar un concierto que no llegaría a la puntuación de excelente por ese detalle.
Tal y como me comentaron varios colegas, la última pisada de Sodom en Barcelona, allá por 2011 fue un concierto memorable, y en comparación con la actuación que pudimos ver, no llegó ni al cincuenta por ciento de lo que fue aquella noche.
Sin presentarse (ni falta que les hizo), salieron a escena con Among the Weirdcong, un tema que provenía de su más que gran álbum llamado "M-16".
Dando caña desde el primer momento, se comenzaron a ver los primeros circle pits de la décima edición del Hellfest ante tres músicos que estaban dispuestos a liarla como solo ellos saben.
Escogieron un setlist para la ocasión con los temas más buenos de su trayectoria musical, demostrando que son una de las mejores bandas de la historia del thrash metal. Para mi gusto, M-16 fue la única canción que se olvidaron, pero 50 minutos de actuación no podían dar para más.
Sacred Warpath, City of God, Agent Orange, Stigmatized… Clásico tras clásico sonaba en esa
calurosa tarde donde la gente no pararía un solo instante de liarla.

Como decimos, el sonido podría haber sido mucho mejor, para que nos vamos a engañar. Pero la actuación de la banda, el ímpetu que le supieron poner tema tras tema y la respuesta por parte de los que asistieron al concierto fueron factores que hicieron de esta actuación una de las mejores del festival.
Y como experiencia propia y según lo que tengo entendido, estamos esperando con ansia la llegada de Sodom a una sala en Barcelona, para ver lo que realmente son capaces de ofrecer con un sonido adecuado, ya que si fueron capaces de liarla de tal forma en Hellfest, no quiero ni saber de lo que serán capaces en una actuación propia.
Así bien, y ya caída un poco la tarde, era el turno de una leyenda que por desgracia está cada vez más apagada. Era la primera vez en nuestra vida, después de muchos años, que podíamos presenciar a la banda, y es que las ganas que teníamos de ver a estos tres músicos en escena, no eran normales.
Los grandes Motörhead salieron a escena alrededor de las 18:30 de la tarde para ofrecer un increíble show que… Bueno, para ofrecer un show… Si, dejémoslo mejor en ofrecer un show para todos aquellos seguidores incondicionales de la banda.
Es indiscutible que el señor Lemmy Kilmister ha sido y es una leyenda en nuestro mundillo, pero actualmente, se nota que los años han hecho mella en él.
Es de aplaudir el hecho que una persona de 70 años se suba al escenario a ofrecer un concierto, algo que no podemos reprochar para nada. Pero la verdad es que el estado de este ya no era el adecuado para actuar. Era también, el primer concierto que ofrecía tras su ingreso el mes pasado en un hospital brasileño.
Así bien, salieron a las tablas con el tema Shoot You in the Back. Tras este, Lemmy conversó un poco con el público. Un rostro cansado, una boca que a duras apenas podía moverse enérgicamente, y un Phil Cambell que no dejó de interrumpir al señor Kilmister (creemos nosotros, que para ahorrarle el trabajo y que así pudiese descansar).
El sonido era el adecuado, y la masificación de la gente evidente, ya que nadie podía perderse a estos grandes. A pesar de estos elementos que hemos nombrado con anterioridad, el concierto fue pasable, algo que nunca se podría imaginar al hablar de una actuación de Motörhead.

El gran cariño que le tiene la gente a la banda, sumado a que posiblemente sería la última vez que muchos de los presentes podríamos verlos, hizo que el concierto valiese la pena.
La selección del setlist se vio ausentada de otros clásicos que eran imprescindibles en las actuaciones del pasado, la cual cosa solo hizo enloquecer al público en los dos últimos temas de la banda, Ace of Spades y Overkill.
Como decimos, tocaron temas como Stay Clean, Rock It, Damage Case o Orgasmatron, pero se olvidaron de otros como No Class, We are Motörhead o Killed by Death, imprescindibles para un directo de la banda.
sí bien, con lo anterior comentado, y sumado a que solo disponían de una hora de actuación, el concierto tuvo altibajos. O mejor dicho, comenzó con mala cara, transcurrió pasablemente y terminó por todo lo alto, despidiendo entre aplausos entrañables al gran Lemmy y los suyos, con la sensación de ser la última vez que los veríamos.
Se acercaba el turno del que, para nosotros fue, la estrella del festival por excelencia: Alice Cooper, el rey del Shock Rock.
Una hora y cuarto de puro espectáculo, un setlist de 18 pedazo de canciones donde pudimos encontrar todos sus clásicos y un Alice llenísimo de energía, prometían un show de lo más increíble.
El escenario, vestido con terroríficos muñecos sacados de una peli de terror de los 80, tras ellos, una loneta inmensa con los ojos de Alice. Como debía ser, todo muy al estilo de Cooper.

Unos siniestros segundos de la famosísima canción Tubular Bells de la película El Exorcista, abrían el concierto y dejaban paso a su primer tema: Departament of Youth seguido de No More Mr.Nice Guy.
Vestido con un traje rojo y negro a rallas y su característico bastón se movió por el escenario este genio.
Acompañada de palmas del público, comenzaba una de sus más famosos temas Hey Stoopid, donde Alice había cambiado la parte de arriba de su traje por un chaleco de cuero.
Seguidamente, empezaba Dirty Diamonds, donde Cooper salió a escena con un buen puñado de collares plateados y se ponía a chupar uno de ellos, acto seguido, al empezar el tema, los fue tirando hacia el público, los suertudos que consiguieron hacerse con uno de ellos tendrían un recuerdo inolvidable de parte del gran Alice Cooper. A punto de finalizar, un impresionante solo tanto de batería como de guitarra y bajo inundaron el escenario, mientras tanto, Alice salió de escena para volverse a cambiar, estábamos impacientes por saber con qué nuevo modelito nos iba a sorprender.
Welcome To My Nightmare se abría paso y vestido con un traje de cuero negro con solapas rojas y su tan característico sombrero de copa, Alice salió a escena con un látigo, con el cual no dejó de usar contra el suelo y gesticular con él durante toda la canción. Con el látigo aun colgando de su cuello, se agenció unas maracas para la intro de la siguiente canción Go To Hell en la que siguió usando durante toda ella, el anterior látigo.

Otro nuevo cambio de vestuario en Wicked Young Man, esta vez, una blanca chaqueta, también de cuero y un gorro estilo capitán de barco.
Se acercaba una de las canciones con más espectáculo de todo el concierto Feed My Frankenstein, donde Alice salía vestido con una bata blanca llena de manchas de sangre y se metía en una especie de caja que simulaba un invento creado por el mismísimo Dr.Frankenstein, se puso una máscara de gas y lo ataron dentro. Acto seguido una nube de humo verde inundó el escenario y de ella salió un gigante muñeco que cantó el resto de la canción.
La cosa no terminaba aquí, un suave piano introducía Ballad Of Dwight Fry, Alice salía, desconcertado, aun vestido con su bata llena de sangre, tras él, una enfermera diabólica le persigue para intentar ponerle una inyección, mientras, unos hombres corren para ponerle una camisa de fuerza y así, canta el resto de la canción cual hombre salido de un manicomio del siglo XIX. Cuando creíamos que el tema ya había terminado, el pobre Alice es metido en una guillotina, la cual es fatalmente accionada por un hombre encapuchado, una muy lograda cabeza de plástico simulaba la suya y el mismo hombre que la acciona bailó con ella el resto de I Love the Dead.
La cosa se acababa y Alice Cooper se despedía de todos nosotros con su famosa canción Poison y con School’s Out. Todo un showman, magnífica actuación que nos hizo disfrutar de una manera increíble donde sus músicos lo dieron todo, llenos de energía y nos ofrecieron algo inolvidable.
Tras este conciertazo, nos disponíamos a ver la rueda de prensa del señor Mikky Dee, batería de Motörhead, con la cual nos perderíamos gran parte del concierto de Lamb of God, con el que viendo los diez primeros minutos, suponemos que fue un concierto brutal.
Así bien, este nos comentó el futuro de la banda y las giras que tienen planeadas junto a Saxon, anécdotas del pasado ingreso de Lemmy en Brasil, el proceso de grabación de su nuevo trabajo que saldrá en el próximo mes de Agosto… Dejó como noticia que aún queda Motörhead para rato mientras la salud sea buena, ya que estos tres músicos no podrían vivir sin estar girando alrededor del mundo haciendo lo que más les gusta.

Un plato fuerte, los Judas Priest se daban paso a las 23.10h, estábamos hechos polvo pero era un pecado capital dejar escapar esta oportunidad de oro.
Los reyes del heavy metal, el cuero y los pinchos por excelencia calentaban motores con War Pigs de Black Sabbath, todos en silencio, impacientes, esperábamos ansiosos la puesta en escena de Haldford y su banda. Abrieron fuego con Dragonaut, un tema de su más reciente trabajo llamado "Redeemer Of Souls", seguido de temas míticos como Metal Gods, Turbo Lover, Breaking the Law y Hell Bent for Leather donde Haldford entró a escena montado en su ya famosa moto y cantó subido a ella cual rey del asfalto.

Algo a destacar, sus múltiples cambios de vestimenta, chaquetas de cuero negro, plateadas, llenas de tachuelas, con flecos, parches, largas, cortas, quedamos impresionados con la variedad de prendas metaleras que llegó a ponerse. Realmente fue todo un espectáculo disfrutar del show al completo de estas leyendas.
La cosa se iba terminando y lo remataron con Electric Eye, You've Got Another Thing Coming y la maravillosa Painkiller que nos hizo vibrar y movernos al ritmo de esta pedazo de canción perteneciente al disco llamado igual que esta.
Como colofón final tocaron Living After Midnight despidiéndose de todos nosotros.
Un show digno de repetir, quedamos anonadados ante tanta energía a pesar de su larga trayectoria como grupo y estamos deseando volver a verlos en el Rock Fest de Barcelona.
El corazón nos iba a mil por hora, era la primera vez que íbamos a ver a Slipknot y posiblemente la última ya que esta banda no suele girar por Europa. Aun tocando Judas Priest, ya había una cantidad increíble de gente guardando su sitio para ver a los de Iowa. A medida que sus técnico acababan de montar el escenario, la gente no dejaba de gritarles y aclamar que saliesen a escena, al igual que nosotros, muchos de los asistentes muy fans de la banda sería la primera vez que los verían y querían disfrutar del concierto desde un buen ángulo de visión. Así mismo, nosotros hicimos igual, buscamos un buen sitio, cerca, centrado, perfecto para verlos tanto de cerca, como por las pantallas. Hasta ahí todo bien, terminaron los Judas y la aglomeración se hizo presente, aun así aguantamos allí.
Una escenografía macabra, típica de ellos, cabezas de cabra colgando de los bombos de los percusionistas, llamaradas de fuego que se disparaban al ritmo de las canciones y una sorprendente puesta en escena por parte de los integrantes que no dejaron de saltar, correr y moverse por el escenario.

De fondo, XIX, un tema introductorio de su nuevo disco "5: The Gray Chapter", muy tranquilito y lleno de sentimiento, rabia y dolor. Seguidamente, Sarcastrophe suena e inunda de violencia a todos los que allí estaban, empujones, saltos, imposible de estar si no ibas a unirte a ellos.
Después de mil intentos fallidos de salir de aquel hervidero, conseguimos poder echarnos para atrás ya que la masificación era BRUTAL. Siguieron con clasicazos como Psychosocial, Vermilion, Wait and Bleed, Before and Forget, Surfacing y la tan famosa Duality que hizo volverse aun más locos a todos los fans.
También tocaron su single perteneciente al nuevo disco The Devil in I, The Heretic Anthem
y AOV. Digamos que hicieron un buen repaso por toda su trayectoria haciéndonos disfrutar
tanto con su nueva música, como con sus antiguos y duros temas.

En cuanto a los dos nuevos miembros de la banda Jay Weinberg (batería) y Alessandro Venturella (bajista), pudimos verlos muy cómodos, sintiendose 100% parte del grupo, aunque creemos que es difícil llegar al nivel del gran Joey Jordison y de Paul Gray.
En resumen, un bolo brutal que nos proporcionó un chute de energía para no olvidar jamás.
Tras este conciertazo pusimos rumbo hacia la tienda de campaña para cargar nuevamente las pilas, ¡que el segundo día nos estaba esperando!