› Crónica Nashville Pussy + Bob Wayne. 27 de septiembre de 2012. Apolo. Barcelona.

En estos tiempos de crisis, andamos todos con la calculadora en la mano para hacer auténticos equilibrios con nuestra economía. Siempre ha sido caro ir a conciertos en directo, y mas ahora con la subida del IVA del 8 al 21% en todo lo perteneciente a la cultura… Pero si no aprovechamos la, hasta ahora, extensa cartelera musical que se nos ofrece en Barcelona, cuando nos demos cuenta si queremos disfrutar de buena música tendremos que salir fuera (véase Madrid, Bilbao, Vitoria, Valencia,…)

Afortunados fuimos los que nos congregamos en la sala Apolo I el pasado jueves 27 de septiembre, ya que, cuando salimos después del concierto, la sensación de haber invertido de la mejor forma los 21 Euros que costaba la entrada en taquilla estaba en la cara de todos. Eso y haber disfrutado de una tarde-noche del mejor country-rock actual con dos grandes bandas.


Empezó la velada con Bob Wayne acompañado de la banda The Outlaws Carnies. Bob Wayne es un joven cantautor americano que, con sus melodías countries sureñas, ese rock típico de las películas del oeste con el banjo como acompañante (aunque esta noche se usó poco, en un par de canciones), hizo que los, todavía pocos, asistentes que estábamos en la sala al comenzar puntualmente a les 20:45 h no parásemos de movernos desde la primera canción. Bob tiene una voz grave y cálida, perfecta para este estilo musical. Y en sus letras también expresa una crítica social a lo establecido (como en “Fuck the Law”, que en el estribillo él nos hacia cantar en castellano “Jode la Ley”). Su set se basó en su último álbum, el cual presentaban, “Till The Wheels Fall Off”.

La imagen escénica de la banda era impactante: Bob con una estrecha y larga barba con pañuelo en la cabeza, el guitarra solista era una copia en joven de Billy Gibbons de ZZ Top con el pelo largo, el batería con gorra y espesa barba blanca y el joven contrabajo era el más normal, bien afeitado y con gorra de beisbol. Debido a las apreturas con los horarios, su set estaba programado para 40 minutos, Bob no paró en las últimas canciones de consultar su móvil para no pasarse de hora… Y, una vez terminaron, se dirigieron al puesto de merchandasing donde se hicieron fotos, firmaron autógrafos y CD’s y, seguro, hicieron una nueva base de fans.


Y también con puntualidad británica, a las 22:00 h en punto, empezaron unos ya habituales por estos lares Nashville Pussy a descargar su repertorio, con una sala ya con mejor aspecto. Mucho mas eléctricos que sus predecesores, y con ese toque AC/DC garajero, desde su arranque a todo volumen y hasta el final, no dejaron de atronar y darlo todo en cada momento. No estaba en esta gira su actual bajista, Karen Cuda, debido a una operación de espalda, siendo sustituida en esta gira europea por Bonnie Buitrago, de origen sudamericano, aunque muy tímida, ya que aunque Blaine le insistió en traducir algunas frases durante el concierto, ella no quiso.

El resto de la banda estaba formada por sus habituales miembros, Blaine Cartwright a la voz y a la guitarra, con su inseparable gorra de beisbol que tapa su calvicie, su mujer la rubia Ruyter Suys a la guitarra solista y Jeremy Thomson a la batería, con su barba cada vez mas poblada. Es, sobretodo, su duo de guitarras el que lleva el peso del concierto, no parando la insinuante y sexy Ruyter de moverse en ningún momento, dificultando de esta manera la labor de los fotógrafos, haciendo headbanging, arrodillándose, … ¡Hasta tocó su guitarra con una botella de whisky!


Basaron su set básicamente en dos de sus álbumes ,“High As Hell” de 2000 y su último álbum de estudio, “From Texas To Hell” de 2009; de este último han editado este año una edición especial con doble CD, siendo el primero el álbum y el segundo un concierto en directo, con canciones grabadas en diferentes lugares durante su gira de 2011. Empezaron con I’m So High, no faltando grandes canciones como Speed Machine, C’mon C’mon, Hate And Whiskie, I’m The Man o High as Hell, entre otras. El momentazo del concierto fue cuando Blaine dejó su guitarra y, sonando solamente el bajo y la batería, se bebió un par de sorbos de whisky y se marcó un baile tipo zapateado cual alma poseída por el diablo… Acabaron sus primeras 15 canciones con You're Goin' Down. Después de una breve pausa, volvieron a salir y acabaron con Nutbush City Limits, canción original de Ike & Tina Turner y, finalmente, Go Motherfucker Go, con Ruyter arrancando las cuerdas de su guitarra y entregándolas al público.

Aunque es un grupo muy habitual en directo en los últimos años, vale la pena no perderse un concierto suyo, ya que en directo desprenden una gran energía. Y si encima los teloneros son un grupo como Bob Wayne, la velada es inmejorable. Esperemos seguir disfrutando de unos conciertos tan potentes como los escuchados la pasada noche. Con esto solamente falta decir: Long Life to Rock and Roll!

Tx: Xavi Ramírez / Fotos: K

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Organiza: Silvertrack