› Crónica The Australian Pink Floyd. 10 de abril de 2011. Razzmatazz. Barcelona.


¿La mejor banda tributo de todos los tiempos? Posiblemente sea cierto. La calidad musical de la banda interpretando los temas de Pink Floyd, acompañada del espectáculo en 3D y los juegos de luces, hace que el espectador quede en trance durante las dos horas y media que dura el show.
La puesta en escena está basada en la gira de Pulse, con la pantalla de video circular. El primer set, de unos 50 minutos, la banda ejecuta al milímetro los temas acompañados de varias proyecciones. Descansan durante unos instantes y vuelven para ofrecernos otra gran experiencia musical, esta vez acompañados de las imágenes en 3D que disfrutamos gracias a las gafas que nos entragaron a la entrada del recinto.


Suenan Money, The Great Gig In The Sky, Another Brick In The Wall, donde se desplega en forma de hinchable el personaje de la película, rozando casi el techo de la sala, Wish You Were Here, One Of This Days hinchando y haciendo saltar el canguro rosa. Con Comfortably Numb volvian a despedirse del escenario, para instantes después, y ante la insistencia del público, desplegar de nuevo el espectáculo con Run like hell como último tema del show.
A The Australian Pink Floyd solo se le puede poner una pega, y es que la banda está estática en todo momento, dejando que sea la música y el espectáculo que les rodea los que destaquen por encima de ellos.


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